El tomo II contiene valiosísimos documentos: las Tesis de Pulacayo (1952), el Manifiesto de los Estudiantes de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) (2004), las resoluciones de la COR- El Alto (8 de junio de 2005) que configura el programa y el curso de acción que llevaba a las masas a poner en pie sus organismos de doble poder y sus milicias, preparatorios de la insurrección y la toma de poder. Además incluye los documentos que concentran los debates en la revolución misma, al interior del movimiento marxista entre el trotskismo, que luchó por dotar al proletariado boliviano de una dirección que lo lleve al triunfo, y los renegados de la IV Internacional, que revisaban el programa de la misma. La revolución boliviana pasó por su rasero a la única corriente que, luego del paso del stalinismo y la socialdemocracia al campo burgués, podía hablar en nombre de la revolución proletaria: el trotskismo. La lucha viva de las clases dio su veredicto: la estrategia y el programa de fundación de la IV Internacional de 1938 pasaron la prueba. Por el contrario, aquellos reformistas y oportunistas que, hablando en nombre de la IV Internacional, levantaron la estrategia stalinista de “revolución por etapas” y pregonaron la conciliación de clases, quedarán marcados para siempre como renegados de la revolución proletaria.
Formato: Libro digital
El tomo II contiene valiosísimos documentos: las Tesis de Pulacayo (1952), el Manifiesto de los Estudiantes de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) (2004), las resoluciones de la COR- El Alto (8 de junio de 2005) que configura el programa y el curso de acción que llevaba a las masas a poner en pie sus organismos de doble poder y sus milicias, preparatorios de la insurrección y la toma de poder. Además incluye los documentos que concentran los debates en la revolución misma, al interior del movimiento marxista entre el trotskismo, que luchó por dotar al proletariado boliviano de una dirección que lo lleve al triunfo, y los renegados de la IV Internacional, que revisaban el programa de la misma. La revolución boliviana pasó por su rasero a la única corriente que, luego del paso del stalinismo y la socialdemocracia al campo burgués, podía hablar en nombre de la revolución proletaria: el trotskismo. La lucha viva de las clases dio su veredicto: la estrategia y el programa de fundación de la IV Internacional de 1938 pasaron la prueba. Por el contrario, aquellos reformistas y oportunistas que, hablando en nombre de la IV Internacional, levantaron la estrategia stalinista de “revolución por etapas” y pregonaron la conciliación de clases, quedarán marcados para siempre como renegados de la revolución proletaria.
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